En las entrañas del tranquilo Mediterráneo, los Campos Flégreos, situados en la proximidad de Nápoles, Italia, encierran un poder devastador capaz de repercutir a nivel planetario. La reciente agitación geológica, marcada por terremotos notables, el mayor en las últimas cuatro décadas, ha vuelto a colocar a este supervolcán en el radar de científicos y la población por igual, generando cuestionamientos y temores ante la posibilidad de un evento cataclísmico.
Con el latido sísmico de este gigante adormecido palpando bajo los pies de millones de personas, la situación en la región del sur de Italia se ha tornado más compleja. El reciente terremoto de magnitud 4,2, seguido por otro de magnitud 4, que se sintió incluso en la visita del Real Madrid en Nápoles, revivió antiguos temores y elevó la alerta entre la población y la comunidad científica.
¿Estamos al borde de una catástrofe?
No podemos desligar la intranquilidad que permea entre los habitantes y expertos cuando hablamos de los Campos Flégreos. El supervolcán, que provocó una colosal erupción hace 39.000 años, no sólo modeló el terreno italiano sino que, según algunas teorías, pudo haber influido en eventos globales de extinción. La proximidad de este coloso a centros poblacionales y su historial geológico cargado de misterio y destrucción, plantea un escenario donde la preparación ante emergencias y la gestión del riesgo se vuelven capitales.
Las alertas de los expertos, como la realizada por Giuseppe De Natale, exjefe del observatorio del Vesubio en el INGV, apuntan a la imperiosa necesidad de no subestimar este gigante y considerar estrategias de evacuación y mitigación de riesgos. La historia nos dice que no es una idea descabellada; en los años 80, se desplazaron 40.000 personas de Pozzuoli debido a un escenario de amenaza similar.
Sin embargo, ¿es verdaderamente plausible un escenario de desastre de proporciones épicas en el presente o futuro cercano?
La definición de supervolcán puede tener más de eco mediático, acuñado en un docudrama de la BBC, que científico, pero lo cierto es que la mera posibilidad de una erupción en los Campos Flégreos podría tener consecuencias gravemente perjudiciales, y no solo para Italia, sino a una escala global.
Un supervolcán como el de Campi Flegrei, caracterizado por “calderas de colapso”, implica dimensiones y potenciales de erupción gigantescas. Si ponderamos que la erupción del Vesubio en el 79 d.C., ya monumental, liberó un kilómetro cúbico de materiales, el supervolcán habría expulsado 200 veces eso en su última manifestación cataclísmica.
Señales en el presente
La actividad geológica actual, sin embargo, no sugiere de manera inequívoca que estemos a las puertas de un evento de tal magnitud. Si bien las señales de alarma -sismicidad, deformación del terreno, temperatura, y desprendimiento de gases- están presentes, y aunque la cantidad de terremotos se ha incrementado notablemente en los últimos años, estas no implican per se una calamidad inminente de proporciones colosales. De hecho, podría dar lugar a una erupción de menor escala, similar a la ocurrida en La Palma en 2021.
Es fundamental diferenciar la posibilidad de una erupción de las consecuencias y escala que esta podría tener. Expertos como Joan Martí del Instituto de Geociencias Barcelona del CSIC confían en que, dada la naturaleza y localización de las anomalías registradas, un evento de la magnitud del que originó la caldera es poco probable en el corto plazo. Las implicaciones de un evento menor aún podrían ser serias, sobre todo a nivel local, pero no generaría una catástrofe global.
La ciencia, sin embargo, es prudente, y el contexto invita a considerar los peores escenarios posibles para estar preparados y mitigar los riesgos asociados. El vulcanólogo Christopher Kilburn, director del Centro de Colaboración para la Reducción de Riesgos Volcánicos UCL Hazard, advierte que “si ignora la historia, entonces está condenado a repetirla”. Un mantra que la comunidad científica mantiene ante la incierta y poderosa naturaleza de los Campos Flégreos.
La preparación y el plan de respuesta ante cualquier eventualidad se convierte en una pieza clave para proteger a las comunidades aledañas y, de ser necesario, proporcionar un mecanismo de respuesta rápida y efectiva a nivel global. La colaboración internacional y el entendimiento interdisciplinario de los fenómenos geológicos, climáticos y sociales, se erige como pilar en la gestión y mitigación de los riesgos que este supervolcán, aún dormido, podría presentar en el futuro.
Conclusión
La actividad reciente en los Campos Flégreos ofrece un valioso recordatorio de la naturaleza inestable y a menudo imprevisible del planeta en el que vivimos. Un equilibrio que, si bien parece estable, siempre está en un estado de fluctuación y cambio, demandando nuestra atención, respeto y preparación. Si bien la eventualidad de un cataclismo global es un escenario lejano y no confirmado, el mensaje subyacente es claro: no podemos darnos el lujo de ignorar las señales de nuestro planeta, y la prevención y preparación siempre serán nuestras aliadas más valiosas ante la imprevisibilidad de la Tierra.
Los especialistas continuarán monitoreando la actividad en esta región, aportando conocimiento crucial para entender y, esperemos, prevenir futuros eventos catastróficos. Las alianzas entre la comunidad científica, gobiernos y ciudadanía serán determinantes en la construcción de una sociedad resiliente y preparada para enfrentar y superar cualquier eventualidad que la naturaleza nos pueda presentar.